Se presentan dos casos de glomus yugularis en cuyo diagnóstico se han empleado, aparte de los medios exploratorios clínicos habituales, dos técnicas diferentes de exploración radiológica.

En el primero se ha usado la arteriografía carotídea y la TAC convencional. En el segundo (y en la revisión postoperatoria del primero) se ha usado la TAC helicoidal.

Se puede apreciar claramente la notable diferencia de precisión en las imágenes, no solamente de la lesión tumoral, de su tamaño y localización, sino también del entorno anatómico en el que se sitúa, lo que, a nuestro entender, puede ser definitivo a la hora de tomar una decisión quirúrgica.

El primer caso fue intervenido, estando asintomático ocho años después.

El segundo no se operó.